Hace más de un mes que no medito a la sombra del peral… Y
no es que no vea pasar multitud de ideas a lo largo del día, mientras viajo en
metro, cuando camino o incluso mientras trabajo. No es que no me visiten,
fugaces, las musas, para ofrecerme destellos de inspiración que, con calma, podrían
convertirse en reflexiones que compartir con quien quiera sentarse conmigo a la
sombra de este arbolito…
¿Será que vivo demasiado rápido? ¿Será que las musas se
enfadan cuando las dejo de lado por un programa tonto de la tele o por pura
pereza o cansancio al final del día?
El caso es que a menudo aparece en mi mente un tema y me
digo que lo voy a llevar “al peral” para profundizar en él, saborearlo, darle
forma… Y cuando de verdad me paso por aquí, no se me ocurre nada.
Nada.
O sí… pero me autosaboteo, me digo ¿y ahora voy a sacar
este tema? Qué cansina, por Dios. Mejor algo más livianito, qué sé yo…
Y ni una cosa ni la otra.
El otro día leía las indicaciones de no sé quién para
mantener un blog. Decía que lo primero es tener claro la imagen que se quiere
ofrecer, por qué se quiere ser conocido.
¿Y por qué quiero yo ser conocida?
(…)
Pues tampoco tengo una idea clara. Tal vez, por ser
alguien en constante búsqueda de sentido, eso sí. Alguien que piensa que este
mundo es mucho más que lo que apreciamos por los sentidos (lo que no está nada
mal, por otra parte). Alguien que vive la vida como un camino en el que debe de
haber un equilibrio entre dejarse llevar y dirigirse. Alguien honesto. Una persona
trabajadora y también “disfrutona”. Un puzzle de miles de piezas, que encajan
de alguna forma misteriosa y maravillosa, formando una imagen que, según el día,
va cambiando del realismo más puro al cubismo más abstracto.
Y ahora esto ¿cómo se lleva a un blog?
No lo sé. Sinceramente, no tengo expectativas para este
rinconcito mío, más allá de abrir un poquito mi corazón y mi cabeza de la forma
que mejor sé hacer: por escrito. Y, por eso, a veces escribo de lo divino y
otras de lo humano y cotidiano, sin mucha coherencia global, supongo.
Sí, realmente, mi única intención es esa: abrirme al
mundo, a mi mundito, mostrarme más allá de las apariencias o de la
superficialidad del breve encuentro.
Y a partir de ahí… a fluir.
A propósito, una pregunta... y a ti ¿por qué te gustaría ser conocid@?