lunes, 18 de octubre de 2010

Tambaleándome

Trato de ayudarte a subir, sin apenas mantener yo mi propio equilibrio... Me estoy equivocando. Nos precipitaremos ambos hacia el abismo.

Hoy sólo tengo ganas de hacerme un ovillo y dejar pasar el tiempo.

Es difícil no juzgar... Y yo me juzgo egoísta por buscar mi bienestar antes que el del mundo. Pero tal vez "el mundo" esté bien como está y no necesite tanto que venga yo con mis soluciones a tratar de arreglarlo. O sí. O tal vez "el mundo", mi mundo, (¿hasta dónde llega mi influencia en este mundo?, ¿existe de verdad el efecto mariposa?) solo necesite que me "arregle" yo.

domingo, 3 de octubre de 2010

El silencio no se oye

Hace unos días, escuchaba en la radio un comentario sobre la pitada que le hicieron a Iniesta, jugador del Barça, en el campo del Athletic de Bilbao, por lo que algunos interpretaron como “demasiado teatro” en su queja por la entrada que un jugador local le hizo y que le costó a éste la expulsión.
Los comentaristas opinaban sobre si el público en el campo mayoritariamente censuró lo que considero una reacción excesiva de Iniesta, o si se trataba sólo una pequeña parte de los aficionados. Y uno de los periodistas dijo algo así como que a aquellos que no pitaron no se les oyó, por lo que no se podía saber si eran muchos o no.

Parece una obviedad pero… me llamó la atención el comentario. "Es verdad, a los que no pitaron, no se les pudo oir, no se puede saber si son muchos o no..."
En el fondo ¿no es eso lo que ocurre cotidianamente? Realmente, creo que son unos pocos los que gritan, los que “pitan”, los que descalifican sin rigor ni fundamento, los que “pasan” de la comunidad y piensan tan sólo en su propio interés.

Y no creo que esté siendo ingenua, es que siento que es así: las cosas bien hechas no llaman tanto la atención, porque EL SILENCIO NO SE OYE. Pero está.

Por eso hoy querría dejar constancia de mi granito de esperanza y confianza en esta sociedad a la que yo misma me harto de criticar.

Y es que, si me enfoco en lo censurable, en lo negativo, hay mucho que destacar, es cierto. ¿Pero no es aún más cierto que si me enfoco en lo agradable, en lo positivo, en lo bello y lo bueno… hay muchísimo más que mencionar?

Si me llama la atención un coche mal aparcado es porque hay otro cientos que están bien. Me puedo fijar en el individuo grosero que me empuja a la salida del metro, pero hay mucha más gente que circula como puede, con el cuidado y el esmero que le permite la gran masa de gente que entra y sale de los vagones.

Me gustaría invitaros a meditar esta idea y a no caer en la inercia del pesimismo que nos atrapa después de una mañana de “lucha” en el tráfico de la ciudad o cuando salen en la prensa 95 individuos presuntamente enriquecidos a costa de no respetar nada.

Porque el silencio no se oye… PERO ESTÁ.